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Diego Muñiz: El valor de quienes conectan comunidades con propósito

Diego Muñiz: El valor de quienes conectan comunidades con propósito

Co-founder de la agencia Hera escribe a propósito de la conmemoración del Día del Influencer.

Cada 30 de noviembre, Chile conmemora el Día del Influencer, una fecha que muchas veces se asocia únicamente a métricas de seguidores, fotos perfectas y viralización. Sin embargo, este día nos invita a ir más allá y reconocer la labor profesional que realizan cientos de creadores de contenido, quienes cumplen un rol estratégico dentro del ecosistema digital: conectar a las marcas con comunidades reales, diversas y activas.

Hoy, el marketing de influencia está atravesando un proceso de madurez. Ya no hablamos de popularidad, sino de vínculos humanos, de colaboraciones diseñadas a largo plazo y de un trabajo que exige rigor, ética y una comprensión profunda de las audiencias.

Un influencer no es un “altavoz digital”, sino un creador de narrativas, un generador de confianza y un mediador cultural. Esa dimensión humana –que muchas veces pasa desapercibida– es la que transforma una publicación en una experiencia significativa para quienes la reciben.

Hemos observado tres pilares que sostienen una colaboración verdaderamente efectiva: alineación de valores con la marca, autenticidad del creador y compromiso real con su audiencia.

Cuando estos elementos se articulan, el contenido deja de ser un mensaje pasajero y se convierte en un puente entre necesidades, emociones y decisiones. La conversión ocurre cuando el contenido es identificable y genuino, no cuando es forzado o aspiracional en exceso.

Las tendencias globales también muestran este cambio. La especialización por nichos, las colaboraciones sostenidas en el tiempo, el enfoque en diversidad y sostenibilidad y la irrupción de formatos como el video corto o el live-shopping hablan de una industria que exige profesionalización y estrategia. Ya no basta con “publicar”; es necesario medir, analizar y construir relaciones que perduren.

Creemos que un modelo centrado en las personas, con selección inteligente de perfiles, alianzas creativas, estrategias integrales y medición rigurosa es un camino viable. El verdadero valor del marketing de influencia surge cuando cada colaboración tiene sentido humano y propósito comunicacional.

En este Día del Influencer, mi invitación es clara: dejemos de mirar a los creadores solo por su alcance y empecemos a valorarlos por su capacidad de generar comunidad, confianza y contenido con impacto. Reconocer su profesionalismo no es solo justo; es imprescindible para el futuro de nuestra industria.

Porque las marcas pueden comprar visibilidad, pero la credibilidad –esa que mueve conversaciones y decisiones– siempre será construida por personas. Y ese es, precisamente, el trabajo del influencer.

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