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Gustavo Ortiz: ¿Si el marketing comenzara a comportarse como un videojuego?

Gustavo Ortiz: ¿Si el marketing comenzara a comportarse como un videojuego?

El gerente general en Chile de la agencia digital europea I Mille aborda el tema del metaverso, que para algunos plantea un nuevo marketing.

Cuando hablamos de metaverso, no podemos evitar relacionarlo con los videojuegos y es que estas plataformas son las que más similitudes tienen con este espacio virtual 3D.

Algunos de los ejemplos más importantes son Roblox y Fortnite, que permiten a sus jugadores desplazarse libremente por mundos virtuales.

Dentro de sus eventos más destacados están la experiencia musical de Lil Nas X y la de Gucci Garden, así como los conciertos virtuales de Travis Scott, de Ariana Grande y la Copa Mundial de Fortnite.

Lo cierto es que no solo los videojuegos están relacionados con el metaverso. También lo podemos encontrar en áreas de negocios, redes sociales y marketing. En este último, tenemos dos grandes áreas; la realidad virtual y la realidad aumentada.

Los clientes pueden acceder a más y mejor información sobre productos, incluso podrán probarlos, con los límites que una experiencia virtual permite, sin tener que salir de sus casas gracias a la simulación de la presencia física de un objeto que ofrece la realidad virtual.

Y, además, podrán tener una experiencia inmersiva e interactiva en tiempo real a causa de la realidad aumentada.

El estudio Technology Vision 2022, realizado por Accenture, da cuenta de que el 90% de los ejecutivos del retail latinoamericano cree que dentro de los próximos cuatro años el metaverso tendrá un efecto transformador en la industria. Asimismo, el 98% sostiene que deberá resolver los límites entre el mundo real y el virtual.

Nos encontramos ante un nuevo marketing. Varias empresas están comenzando a experimentar con el metaverso, pero para muchos, es aún un sector inexplorado.

Hemos visto cómo muchos servicios han tenido éxito al atreverse a probar las nuevas tendencias de la tecnología y esta no debiera ser una excepción, puesto que facilitará la experiencia de los clientes y podría incluso incrementar las ventas.

La pregunta es, si el mercado está ya lo suficientemente maduro, la línea entre ser de los pioneros ganadores o los que pierden su apuesta e inversión es muy delgada, pero esa es justo la recompensa del riesgo.

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