Patricio Castro: La paradoja de Zuckerberg
El académico de marketing de la Escuela de Negocios de la UAI plantea diferencias entre libertad de expresión y libertinaje informativo a raíz de anuncios del creador de Facebook.
Coincidente con el segundo mandato de Donald Trump, Mark Zuckerberg –dueño de Facebook, Instagram y WhatsApp– ha lanzado un manifiesto de "vuelta a las raíces" de Meta, presentándolo como un triunfo de la libertad de expresión contra la censura.
Sin embargo, bajo esta aparente defensa de la libertad, se esconde una peligrosa concesión al ecosistema de desinformación que Trump y Musk han estado cultivando desde la campaña del año pasado.
La decisión de Meta de eliminar los verificadores de datos y reemplazarlos con "notas comunitarias" representa más que un simple cambio operativo. Es una estrategia que coincide sospechosamente con el retorno de Trump a la arena política y la transformación del antiguo Twitter bajo el mando de Musk en un espacio cada vez más proclive a la desinformación.
El movimiento de los equipos de moderación de contenido de Zuckerberg de un estado tradicionalmente demócrata como California a uno republicano, como Texas, revela una alineación ideológica más que una búsqueda de diversidad de perspectivas. Esta reubicación sugiere una rendición ante las presiones de grupos conservadores más que una genuina preocupación por la libertad de expresión.
La evidencia es contundente: durante la presidencia de Trump, las fake news en Facebook aumentaron un 102%, según estudios de NewsGuard, con una participación significativamente mayor que el contenido verificado. Meta está repitiendo los errores de 2016, pero esta vez de manera consciente y calculada.
Las cifras de participación en X (anteriormente Twitter) bajo la dirección de Musk muestran un patrón similar: un incremento del 47% en la difusión de contenido clasificado como desinformación desde la eliminación de las políticas de verificación. Meta parece estar siguiendo este mismo camino destructivo, priorizando los clics sobre la integridad informativa.
La realidad es que Zuckerberg está jugando un juego peligroso de equilibrio entre sus intereses comerciales y la responsabilidad social. Al alinearse con Trump y emular las políticas de Musk, Meta no está defendiendo la libertad de expresión, como declaró en un video de hace unos días, sino facilitando una plataforma para la propagación sistemática de desinformación.
El verdadero costo de esta decisión no se medirá solo en métricas de clics o beneficios trimestrales, sino en el deterioro de la calidad del discurso público y en el crecimiento de las teorías conspirativas. Mientras Zuckerberg habla de "volver a las raíces", en realidad está plantando las semillas de un futuro donde la verdad es opcional y la desinformación, rentable.
¿La libertad de expresión necesita protección? Sin duda. Pero lo que Meta está haciendo no es proteger la libertad de expresión, sino dar carta blanca al caos informativo y las mentiras.
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