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Sebastien Leroux: ¿Un futuro humanista o, más bien, distópico?

Sebastien Leroux: ¿Un futuro humanista o, más bien, distópico?

Socio de la consultora estratégica Almabrands reflexiona acerca de lo que nos deparan las nuevas tecnologías.

Con la inteligencia artificial (AI) y la acelerada arremetida de ChatGPT en los últimos meses, y su innegable aporte en diversas disciplinas, el ser humano, nosotros, nos vamos quedando con la boca abierta sin tener certeza de la senda que seguirá en los próximos años.

¿Tomará un camino humanista o, más bien, distópico?

Hace unas semanas, unos científicos chinos estaban preocupados por la inactividad de los satélites utilizados para la teledetección, los cuales recogían datos sin valor. Luego, crearon un modelo de lenguaje como ChatGPT y la inteligencia artificial se hizo con el control de la nave espacial Qimingxing 1, que lo primero que hizo, autónomamente, fue vigilar una base militar india.

A través de Waze, se nos ayuda a llegar a nuestro destino de mejor forma y más rápido; y en el campo de la medicina, la IA está ayudando a la detección precoz de distintos cánceres.

Por el contrario, la pérdida de empleos no tiene nada de humanista.

Pero soy del grupo de los optimistas. De los que cree que la IA nos llevará a un camino de mayor humanismo, donde los seres humanos tienen el derecho y la responsabilidad de dar sentido y forma a sus vidas, y en donde son principios fundamentales la buena conducta, la dignidad, la libertad y la búsqueda de la felicidad humana.

Es cierto, la IA trae temas duros desde lo ético. ¿Quiénes son los encargados de entrenar a las máquinas? Buenos y malos han existido siempre, ¿será un Superman o un Lex Luthor el que alimente de información a la IA?

Y, dentro de esos polos, puede existir buena voluntad, pero cierta ignorancia que nos lleve a generar IA con nuestros propios sesgos o prejuicios. Si nosotros somos imperfectos, el motor de inteligencia artificial es imperfecto, entonces, ¿con qué ética se alimenta?

La clave, entonces, es la forma en que vayamos nutriendo de información a la IA. Nosotros somos los que le damos un propósito, y nosotros debemos definir hacia dónde se va construyendo.

"... las marcas son las que más poder tienen para transferirnos información y enseñarnos hacia donde debe ir ese futuro de forma correcta."

Ya el fundador de Alibaba señalaba que se deben enseñar valores en las universidades y los directores de empresas en Chile están requiriendo más personas que posean habilidades blandas. Ahora, en Linkedin, se permite filtrar una búsqueda de trabajo cruzando tus valores con los de la empresa.

Sin duda que, en esto, junto a la creatividad y capacidad estratégica, están los elementos esenciales que permitan construir una sociedad más humanista.

Lo segundo, y unido a lo anterior, es un tema de regulación. Algo complejo que debiera estar en la agenda de conversación en todos los países.

La primera canción de éxito en IA ha sido una que unió a Drake y The Weeknd, sin que ellos se enteraran. La canción era buena y tuvo millones de reproducciones en TikTok. Hubo allí un uso de imagen indebida y vacíos debido a una retrasada legislación en la materia. El vendaval de la IA no se detendrá, hay que establecer reglas claras.

El tema es cómo generamos un marco para producir la confianza necesaria para que la gente se dé cuenta de que estas tecnologías pueden aportar valor a nuestras vidas en el día a día. Hay que dudar y ser críticos, pero también pensar cómo esto puede ser un gran aporte para nuestra sociedad.

Nosotros tenemos que construir el futuro, es parte del desafío que tenemos, y las marcas son las que más poder tienen para transferirnos información y enseñarnos hacia donde debe ir ese futuro de forma correcta.

Los líderes dentro de las organizaciones son claves para este cambio de mindset y, si no lo hacen, ahí estaremos los consumidores atentos para definir si le queremos comprar a una empresa que no esté haciendo bien las cosas.

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