Ana María Atria: El trabajo en tiempos de pandemia

Hasta hace poco, a muchos les habría parecido un sueño poder atender su trabajo en pantuflas desde el comedor, la terraza, el jardín o la cocina; o derechamente en pijama y sin tener que sacar un pie de la casa.

La posibilidad de discutir un plan de trabajo, coordinar sus próximos pasos y revisar detalles por pantalla compartida con el resto del equipo –sin contacto en vivo con ninguno de los que gestionarán dichas acciones– se ha vuelto parte de una cotidianeidad a la que nos hemos tenido que ir acostumbrando, producto del confinamiento obligado por la pandemia.

A pesar de la flexibilidad que parece imprimir este nuevo estilo de relaciones laborales, la experiencia no está resultando fácil para todos. Focalizarse en los desafíos del trabajo, entre el llanto de un niño, las tareas de otro, la preparación del almuerzo, el colgado de sábanas y la falta de calcetines limpios, demanda un mayor esfuerzo… y mantenerse motivado sin el estrecho contacto con otros, lo es más.

El trabajo, alojado ahora en el mismo espacio que el de la vida personal, ha perdido el sacro lugar que ocupaba antes, que nada ni nadie osaba interrumpir, salvo por motivos muy fundamentados. Dispositivos, plataformas y aplicaciones compiten perfeccionándose rápidamente para facilitar la conexión entre las personas, permitiendo que el mundo en aparente pausa siga activo en los hogares.

El paso repentino y masivo al trabajo remoto, impuesto de la noche a la mañana por el Covid-19, está siendo el acelerante de una transformación digital, económica, política y social que se venía gestando desde hace algunos años a nivel global, precipitando dicho proceso y descorriendo a la vez el velo que cubría nuestra vulnerabilidad y la fragilidad del sistema de vida que veníamos desarrollando.

"A nivel de marketing e industria publicitaria, se trata de cambios que ya venían introduciéndose bajo la figura del trabajo puntual por encargo o modelo de la “Economía Gig”, representada principalmente por las generaciones X y Millennials."

Ha mostrado también su enorme potencial como acelerador de los cambios en la forma de trabajar, trayendo nuevas miradas sobre la organización y nuevas posibilidades para mejorar considerablemente las oportunidades para colaborar, pensar, crear y conectarse de forma productiva.

Mientras el Covid-19 continúa propagándose –arrasando a su paso con muchas de las prácticas, visiones y creencias que dábamos por sentado a todo nivel–, una nueva conciencia y un nuevo modelo de interacción laboral han comenzado a infiltrarse, marcando un lamentable final para algunos; un “punto y coma” para otros… Pero también un comienzo para quienes comprenden que las nuevas formas de vincularse impuestas por la pandemia no solo llegaron para quedarse, sino que además es altamente conveniente que así sea.

El Covid-19 representará un punto de inflexión trascendental para la transformación digital del lugar del trabajo y, muy probablemente también, de nuestras prioridades, hábitos, prácticas y formas de interacción en general. No podremos volver a encerrar al genio digital en la botella.

A nivel de marketing e industria publicitaria, se trata de cambios que ya venían introduciéndose bajo la figura del trabajo puntual por encargo o modelo de la “Economía Gig”, representada principalmente por las generaciones X y Millennials. Para ellas el trabajo no es un lugar, sino una actividad basada en la web, que puede ejecutarse desde cualquier lugar con conectividad.

La pandemia solo ha apurado decisiones que ya gravitaban en el entorno, empujando hacia la adopción del trabajo remoto como forma definitiva a algunos, o hacia la generación de contextos digitalmente habilitados no limitados a un espacio de oficina tradicional y formas de colaboración flexibles que optimicen los recursos, la productividad y la rentabilidad.