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Constanza Clemo: Una industria de eventos más equitativa

Constanza Clemo: Una industria de eventos más equitativa

“Las mujeres también producimos y lideramos”, dice la relacionadora pública y docente de la Escuela Comunicación de DuocUC en Concepción.

La industria de los eventos ha sido históricamente un espacio fuertemente masculinizado, especialmente en sus áreas técnicas y de dirección.

Desde el diseño de escenarios y la operación de equipos hasta la coordinación general de espectáculos de gran escala, la figura masculina ha predominado por décadas, consolidando ciertos estereotipos sobre quiénes están capacitados para "hacer que las cosas sucedan".

Sin embargo, este escenario está, “gracias al universo”, en transformación y evolución constante. En los últimos años, hemos observado con creciente claridad cómo la presencia femenina se ha hecho cada vez más visible y activa, no solo participando, sino también liderando y produciendo en todos los niveles.

Como docente de Duoc UC Concepción, vinculada a la formación de profesionales en esta industria, y con una mirada puesta tanto dentro del aula como en el campo práctico, puedo afirmar que esta transformación no es casual.

Responde a un movimiento sostenido de mujeres que han decidido ocupar estos espacios, muchas veces desafiando barreras estructurales y culturales que aún persisten.

Es especialmente significativo en contextos regionales de Chile, donde las desigualdades se agudizan debido al centralismo, la menor disponibilidad de redes profesionales, y el acceso limitado a formación especializada en áreas como producción técnica o gestión cultural.

"Persisten estigmas y prejuicios que asocian ciertas tareas a lo masculino y que subestiman la capacidad de liderazgo de las mujeres en entornos operativos."

Las mujeres que hoy se forman y se desempeñan en la producción de eventos no solo aportan capacidades técnicas y organizativas, sino también nuevas miradas y enfoques integradores que enriquecen el desarrollo de esta industria. Lo hacen desde distintos roles: como productoras, técnicas de sonido, iluminadoras, coordinadoras, diseñadoras de experiencia, entre otros.

Muchas de ellas, además, lideran proyectos en contextos locales con altos niveles de compromiso territorial, generando propuestas culturales con identidad propia y un fuerte valor social.

A pesar de los avances, es importante reconocer que aún enfrentamos desafíos relevantes. Persisten estigmas y prejuicios que asocian ciertas tareas a lo masculino y que subestiman la capacidad de liderazgo de las mujeres en entornos operativos.

Por ello, el rol de la educación es clave: no solo para entregar herramientas técnicas, sino también para cuestionar y transformar estos paradigmas, promoviendo una industria más inclusiva, diversa y equitativa.

El nuevo rostro de la producción de eventos en Chile, y especialmente desde la región del Biobío, es plural y dinámico. Y en él, las mujeres no solo estamos presentes: estamos formando, creando, liderando y construyendo un sector más representativo de la sociedad en la que vivimos.

Como docentes, tenemos el deber de acompañar este proceso, visibilizar sus avances y seguir abriendo camino para que las futuras generaciones encuentren un entorno profesional más justo y participativo.

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