Eduardo Lasheras: La hiper conectividad organizacional

Columna del director de marketing y producción de la Universidad Andrés Bello y fundador de la consultora Marketing Feliz.
Al sur del sur del mundo, existe un país que ha tomado rápidamente el desafío de abrazar las nuevas tecnologías, permitiéndole crecer en competitividad, volcándose a la eficiencia de sus procesos productivos, al desarrollo propio de sus estrategias comerciales y en todo ámbito de comunicación para dar frente a un público ávido de saber más en el menor tiempo posible.
Al principio, abrazó todas las aplicaciones, softwares y desarrollos que fueron apareciendo en virtud de obtener un mayor contacto. Y fueron tantas que, de pronto, se encontró con todos los posibles medios existentes, pero no así con el debido conocimiento de cómo utilizarlos.
En este rinconcito del mundo estamos nosotros, nuestro querido Chile, que busca y en muchos casos ha logrado, o bien destacado, ser un país a la vanguardia en la utilización –e incluso creación– de las nuevas tecnologías para su desarrollo humano y empresarial.
Ante este último enfoque, el empresarial, vemos cómo se ha tomado la bandera de la transformación digital. Llegando a obtener grandes logros, materializados entre muchos ejemplos en procesos más eficientes, con contenidos y oferta significativa, y en un aumento exponencial de la positiva experiencia de clientes y usuarios internos.
A pesar de ello, este atractivo escenario presenta una pequeña trampa de la que hay que ser precavidos: en todo ámbito de cosas –sin excepción–, la creencia excesiva de algo en particular puede en algunas oportunidades otorgar resultados que apunten al sentido contrario de lo que se busca obtener ante el ejercicio exagerado en su desarrollo.
Siendo de esta manera, si abordamos lo referente a la hiper conectividad de los miembros de una organización, quienes en la elaboración de sus tareas ven –casi con orgullo– este modo “multi task” del cómo desarrollar su vida laboral, se abre en esta creencia la posibilidad de una verdadera bomba de tiempo.
Esta comienza a formarse al mermar la calidad de la presencia presente ante su entorno inmediato e incluso en la profundidad de su relación social que mantiene en su vida personal. Por lo tanto, el llamado es a tener un mayor cuidado.
"... nuestra 'nueva vanguardia' será establecernos como un país que utiliza las nuevas tecnologías en favor a su productividad, claro, pero también hacia las personas que la logran."
Las organizaciones deben encontrar y dar los espacios para otorgar –e incluso fomentar– este balance que sea un aporte para estas, así como para quienes trabajan en el día a día en la búsqueda de incrementar su competitividad y alcanzar sus objetivos.
Esta hiper conectividad debe dar paso a la valoración de los espacios propios de cada persona y de cómo estos, ante un criterio bien formado y profesional, pueden aportar a sí mismos y a la empresa que les acoge.
Muchas veces, compartir será el remedio para sanar ese sentimiento de posible invisibilidad que, colaboradores de un rango menor en la organización, pueden llegar a sentir frente a quienes les lideran. La medida permite que esta “nueva forma de conectar” brinde espacios motivacionales de humor, sinergias y aprendizaje mutuo, haciendo que la presunta diferencia se transforme en una diversidad que aporte a un todo. Una buena campaña de marketing interno positivo será el puente para lograrlo.
Ese todo, que resulta ser la organización, verá en esta simple –pero a la vez compleja– práctica una forma de alcanzar una mayor productividad y comunicación efectiva entre los líderes de la organización y sus colaboradores, y de estos entre sí.
Permite no solo facilitar toda comunicación interna y el desarrollo sistemático de proyectos, sino también obtener una mayor flexibilidad en un mercado dinámico que no da tregua a empresas que no vayan al ritmo y agilidad de sus exigencias cambiantes.
Entonces, nuestra “nueva vanguardia” será establecernos como un país que utiliza las nuevas tecnologías en favor a su productividad, claro, pero también hacia las personas que la logran. Haciendo que todas las existentes hoy en día, lideradas –por supuesto– por una AI cada vez más integrada en las organizaciones, sean utilizadas en el rigor de complementar las funciones humanas y no de ser un ancla permanente para estas, aportándoles en las tareas sistemáticas y otorgando, a quienes trabajan en una empresa, el espacio natural para crecer profesional y personalmente mediante un relacionamiento rico en contenido y aprendizaje mutuo.
“La clave del liderazgo no es la vigilancia, sino la confianza”.
Jordi Alemany
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