Yerko Halat: Zuckerberg dice que ya no necesitamos agencias

Gerente general de la consultora Mind comenta los dichos del líder de Meta acerca de la IA y el futuro del marketing y la publicidad.
Mark Zuckerberg volvió a hablar y, como suele pasar, a muchos les tembló el pulso. En su última aparición, aseguró que la IA de Meta será tan poderosa que las marcas ya no necesitarán agencias.
Porque, claro, ¿para qué vas a necesitar humanos cuando tendrás un modelo de lenguaje capaz de generar anuncios, definir audiencias y optimizar creatividades en loop infinito, sin quejarse, sin dormir y sin pedir aumentos?
Bienvenidos al futuro: una agencia sin humanos, sin café, sin briefs difíciles de atender. Solo prompts, dashboards y performance as a service.
Ahora, si estás leyendo esto y trabajas en marketing, relájate. No es la primera vez que nos entierran. Antes fue el programmatic, después el no-code, y ahora el hype de la IA. Spoiler: seguimos acá. Porque hay algo que Zuckerberg –o al menos su PR de turno– parece olvidar: una cosa es automatizar la ejecución, otra muy distinta es entender a los humanos.
Sí, la IA puede escribir copies. Algunos, incluso, no dan vergüenza ajena. Pero ¿puede detectar el doble sentido que hace que un titular funcione? ¿Puede oler un insight cultural? ¿Puede decir que un concepto es brillante aunque el focus group lo haya odiado? Difícil.
Las mejores campañas no nacen de prompts; nacen de choques de ideas, de discusiones incómodas, de intuiciones que no salen de Google. Nacen de gente que no sólo sabe de marketing, sino también de cine, política, filosofía, humor y calle. Eso no se entrena con datasets.
Y, cuando la cosa se pone fea –porque a veces se pone fea–, no vamos a pedirle al algoritmo que nos defienda ante un cliente. Necesitamos alguien con criterio, ética y coraje para decir: “Esto no va, aunque el ROAS diga que sí”.
¿La IA va a cambiar el marketing? Por supuesto. ¿Las agencias tienen que adaptarse? Ayer era tarde. Pero decir que no serán necesarias es confundir eficiencia con inteligencia. Podemos automatizar los medios, los flujos, incluso parte del contenido. Pero no la mirada crítica, ni la sensibilidad, ni el liderazgo.
Así que sí, dejemos que la IA haga su magia. Y nosotros, mientras tanto, sigamos haciendo lo que mejor hacemos: entender a las personas mejor que cualquier modelo. Porque todavía –y por suerte– el algoritmo no sabe lo que es tener una corazonada. O lo que los expertos llaman “intuición ilustrada”.
Comentarios potenciados por CComment